No
hay forma de marcar goles
Imagina
que estás viendo un partido de la Copa del Mundo entre los Estados Unidos y
Brasil en el que nadie se haya molestado en poner las porterías a los dos
extremos del campo. Los equipos podrían luchar por tomar posesión de la pelota,
pero entonces, ¿Qué harían? No tendrían ninguna meta hacia dónde tirar. No
habría forma de marcar los goles y no habría forma de evaluar su progreso.
Muchos
creyentes corren alrededor del campo de la vida cristiana con la misma
confusión porque no saben cuál es la meta de la vida cristiana. Pero Dios nos ha dado una meta muy clara
hacia donde apuntar – la semejanza a su
Hijo, Jesucristo. Cristo es el ejemplo de cómo puede ser un hombre
cuando está enteramente controlado por el Espíritu Santo y está en perfecta
comunión con Dios. El resultado es que el creyente se parece más y más a Cristo
es “cristiano maduro”.
¿Y AHORA, QUIÉN PODRÁ AYUDARNOS?
El
Espíritu Santo! Él no es alguna influencia o poder místico o cósmico. Es una de
las tres personas de la deidad y su chamba es transformar nuestras vidas para
ser como Cristo por medio de la santificación.
El
Espíritu Santo vive dentro de cada creyente, y por medio de su voz, seremos más
como Cristo y luego poco a poco empezaremos a mostrar los resultados de su
trabajo en nuestras vidas (frutos del Espíritu).
ORACIÓN
Señor
Jesús, ayúdame a tener una meta y que ésta sea ser a semejanza tuya. Espíritu
Santo, haz tu obra de santificación en mí y a mostrar tus frutos. Amén.