lunes, 21 de febrero de 2011

TRES TENTACIONES


 
TRES TENTACIONES

Mateo 4.
“Ser tentado” significa: “ser puesto a prueba”, y también “ser inducido o provocado a pecar”. Satanás en persona trato de hacer pecar a Jesús.

¿Cuál fue su primer tentación? (4:3-4).
Jesús enfrentó la tentación del hambre. Después de 40 días de ayunar, ¡tenía hambre! ¡Muchísima hambre! Su cuerpo le pedía satisfacer su urgente necesidad. Y por si todo esto fuera poco, las palabras del diablo ponían en tela de juicio la relación de Jesús con su Padre. “Si eres el Hijo de Dios…”. “¿Serás realmente hijo de Dios? Demuéstramelo”.
¿Cuándo fue la última vez que tu cuerpo te pidió satisfacer una urgente necesidad? Y mientras tu cuerpo te pide, Satanás te mete dudas: “Me parece que Dios se olvidó de ti”. “Apenas te alcanza la plata, ¿no será que te creíste que eres hijo de Dios pero en realidad no eres hijo de nadie?” “¿No estás perdiendo el tiempo en la iglesia?” “¿Si realmente Dios te ama no te tendrían que ir mejor las cosas?”

¿Cuál fue la segunda tentación a la que lo expuso Satanás? (4:5-7).
Jesús enfrentó la tentación de obrar fuera de la voluntad de Dios.

¿Qué hace Satanás? Lo tienta en cuanto a la presencia de Dios y a la confianza depositada en Él. “Tírate. Los ángeles de Dios te cuidarán”. “Hazlo, no te va a pasar nada”.
“Dios es tan bueno que si pecas no pasa nada”. “Hazlo y después pide perdón”. “Juega, y si ganas, das el diezmo. No tiene nada de malo”. “Si tienes control y no te emborrachas, no tiene nada de malo tomar unas cuantas cervezas”. “Es un buen chico, aunque no vaya a la iglesia. Voy a salir con él”. Actuar así es creerle a Satanás, ser vencida por sus tentaciones y ponerte en contra de la voluntad de Dios.

¿Cuál fue la tercera tentación que enfrentó Jesús? (4:8-11).
Jesús enfrentó la tentación de la gloria y el poder.

Todo lo que te ofrece Satanás siempre tiene un precio. “Te doy lo que quieres, pero me entregas tu voluntad”. Jesús escogió entregarle su voluntad al Padre, adorar al Padre y morir en una cruz, en lugar de adorar a Satanás, esclavizarse a Él y perder el propósito.
¿A quién estás adorando? ¿Detrás de quién estás yendo? ¿Qué propuestas estás oyendo? ¿A quién estás sirviendo? ¿Cuánto de tu vida y de tu tiempo le entregas a Dios?

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